lunes, 10 de octubre de 2022

LA RAZÓN VS LA EMOCIÓN

 


LA RAZÓN VS LA EMOCIÓN

Por Gabriel Cordero

 

México es un país surrealista. Único. Mágico. Colorido. Alegre.

Y una cosa que caracteriza a su gente es su emoción. Su pasión desbordada.

Y definitivamente eso es justamente lo que llevó al Presidente López al lugar en el que se encuentra actualmente. Gracias a su tozudez, demostrada a lo largo de más de dieciocho años, logró posicionarse en la mente de los mexicanos como “la esperanza de México”, “el rayito de esperanza”, “ya sabes quién” y tantos y tantos otros lemas o eslogans, como quiera usted llamarles que hasta los que no somos afines a la autodenominada 4T, los entendemos perfectamente y hasta los repetimos.

Increíble el nivel de aceptación que sigue manteniendo “el cabecita de algodón”, incluso entre no pocos “leídos y escribidos”, cosa que me sigue impresionando de sobremanera; ya que normalmente los seguidores del Presidente López son los beneficiarios de sus supuestos “programas sociales”. Pero lo que más me impresiona es la candidez de la gente ante las encuestas: ¿Cómo percibe la seguridad pública? MAL. ¿Cómo percibe el crecimiento económico? MAL. ¿Cómo percibe la atención en salud pública? MAL. A todo lo que se le pregunte a la gente, contestará que su percepción es negativa. Sin embargo, a la pregunta ¿Cómo percibe el trabajo del Presidente López Obrador? La respuesta al 60% es, BIEN.

¿Por qué la gente quiere al Presidente López? Muy sencillo: porque es tabasqueño y porque regala dinero. Tengo la fortuna de conocer gente de Tabasco y es muy afable y llevadera. Es fácil llevarse bien con ellos. Son amables y de buena conversación. Nunca he platicado con AMLO, pero he leído y escuchado mucho acerca de su persona y el común denominador es que se trata de un personaje que atrapa. Que cautiva a la gente que lo trata por ser diferente de los políticos a los que estamos acostumbrados. Pero hay otro ingrediente que también hace que el Presidente López tenga un nivel de aceptación muy alto: regala mis impuestos a la gente disfrazados de “programas sociales”. Y esto es algo que realmente preocupa. Dar un peso de lo recaudado en un programa social, implica dejar de gastarlo en otro lugar del presupuesto, como medicinas, construcción de clínicas y hospitales, construcción de carreteras de calidad, seguridad pública y un largo etcétera. Pero la gente está feliz con esto, porque dicen que está redistribuyendo la riqueza. Nada más falso y mentiroso que eso. Está gastando el presupuesto mal, muy mal, pésimamente mal. Sin embargo, eso le está generando votos, adeptos, seguidores, fanáticos.

Después de este gobierno que nos está llevando al precipicio en muchos sentidos, muchos mexicanos esperamos que venga un Presidente que arregle el tiradero que va a dejar López. Una persona capaz, inteligente, preparada para gobernar, honesta. En fin, la lista de virtudes que esperamos que tenga el próximo Presidente de la República es innumerable, pero… ¿se podrá tener a esa persona sentada en la silla presidencial en octubre de 2024? Lo dudo muchísimo. ¿Por qué? Porque el mexicano “común” le apuesta por la emoción y no por la razón.

El mexicano le hace caso a la emoción del candidato que le promete lo increíble y hasta lo imposible. A la emoción del candidato que habla bonito o que hace los mejores tiktoks o que tiene los mejores videos o los más sentimentales. A la emoción de quien le dé el tinaco o el material de construcción. A la emoción de quien les diga el líder a quien le deben de aplaudir o abuchear. A la emoción de ver cercano y popular a un Presidente de la República, aunque no de resultados.

¿Y si se le presenta al mexicano un candidato que propone unidad, buen gobierno, que es capaz y ha demostrado ser honesto en los cargos que ha tenido, pero que no es popular? Seguramente no obtendrá ni dos porciento de los votos.

Negro panorama el que se avecina para el 2024 para este bello país. Tendremos candidatos que estarán en la boleta electoral por decisiones viscerales y no por decisiones inteligentes y que sirvan a que México sea mejor país. Pero no es culpa del indio, sino de quien lo hace compadre… durante décadas hemos tenido un pésimo sistema de educación que ha generado este gente que se mueve por la emoción y no por la razón.

 

¿Tienes dudas? Escríbeme. Twitter: @gabe_cordero

Quien le entiende a su contador, paga menos impuestos.

 

¿Ya leyeron el libro IMPUESTOS Y DRAGONES?

 

*Gabriel Cordero es Contador Público, con Especialidad en Fiscal y Maestría en Contribuciones. Asesor de empresas como la tuya. Capacitador en temas fiscales, laborales y de seguridad social. Autor del libro IMPUESTOS Y DRAGONES, el mejor libro de impuestos para NO CONTADORES.

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