Más vale prender una vela que maldecir la oscuridad
Los capitalistas consiguen dinero comerciando.
El Estado, cobrando impuestos.
David Friedman
PRÓLOGO
¡Hola! ¡Nos volvemos a ver! Ya es
2024 y el SAT está más feroz que nunca. Muchas cosas han sucedido desde que
salió a la luz la primera edición de IMPUESTOS Y DRAGONES. Una pandemia de
Covid19 que parecía nunca más nos iba a dejar salir a la calle, tocarnos,
saludarnos y besarnos; una economía que poco a poco va recuperándose, a pesar
de los pesares y los lastres de la autodenominada 4T; y mucha gente que ha
quedado en el camino estos cuatro años ya sea por el mismo coronavirus o bien
por otras causas. A todos ellos, los recordamos con cariño y los abrazamos y
los besamos a la distancia.
Y ahora, vamos a nuestro tema:
los impuestos… y los dragones.
Cada que un posible nuevo cliente
se acerca a mí o me contacta vía telefónica y me pregunta cuánto le cobraría
por llevar su contabilidad, le respondo: “Primero nos tenemos que entrevistar
en mi oficina para que me platiques a qué te dedicas, trae por favor tu RFC y tu
contraseña (antes se le llamaba clave CIEC) y con eso te puedo hacer un
diagnóstico bastante completo de tu situación fiscal.”
Todavía hay personas que creen
que los servicios contables, se pueden adquirir de la misma manera que como le
hacen para comprar una computadora: piden el precio, se los dan y se voltean a
la siguiente tienda pidiendo el precio con el proveedor número dos y lo
comprarán con el más barato.
Me apena decirles que no es así.
Llevar una contabilidad es hacer un traje a la medida. Cada situación es
diferente, incluso con clientes que se dedican a la misma actividad económica.
Es como comprar una computadora inteligentemente: tienes que ir a varias
tiendas, ver características del equipo que se adecúen a tus necesidades,
precio, condiciones de venta y una vez analizado todo esto, adquieres la mejor,
aunque el precio no sea el más barato.
Pero también ¿Por qué lo hago?
¿Por qué cito al cliente antes de cerrar el trato? Para que me conozca, para
que vea quién soy, cómo soy, dónde está mi oficina, que vea cómo es mi oficina,
cuánta gente trabaja conmigo, es decir, para que vea con quien está tratando; y
lo más importante de todo: PARA
EXPLICARLE CÓMO SE HACE UNA CONTABILIDAD Y CÓMO SE PAGAN LOS IMPUESTOS.
Y el comentario constante y más
repetido de las personas que pasan por mi oficina es aquel que me ha orillado a
escribir este libro: “A TI SÍ TE
ENTIENDO”.
El ser descendiente de maestros e
hijo de un contador privado es la combinación perfecta para traer en la sangre
esas ganas de explicar cosas contables y fiscales; y de que lo que uno dice,
quede claro. Es innato. Uno ya viene con ese “chip”. Entiendes las cosas y las
transmites a la gente.
Las explico de manera que lo
entiendan. No como contador, sino como si fueras la persona que está sentada
frente a ti. Con empatía. Poniéndome en sus zapatos. Y así está escrito este
libro: para que me entiendas.
A mis posibles nuevos clientes,
en esa primera entrevista, siempre les digo: “LA CONTABILIDAD LA HACEMOS ENTRE LOS DOS”. El cliente es la
primera persona a la que le llega la información, las facturas de compras y de
gastos. El cliente es quien hace sus facturas de venta. Él es quien empieza a
generar la información contable. Y si él no sabe generarla y recibirla correctamente,
cuando nos entregue la información de un mes (que normalmente nos la entrega al
mes siguiente), vendrá con errores y esos errores cuestan dinero.
DINERO EN EL PAGO DE SUS IMPUESTOS.
Hoy en día, debemos ser
PREVENTIVOS EN LA GENERACIÓN DE NUESTRA CONTABILIDAD, NO CORRECTIVOS. Estamos
en el año 2024, hace unos veinte años, todavía podíamos darnos el lujo de ser
correctivos. Hoy ya no. Como contadores, debemos explicarles bien a los
clientes cómo deben generar sus facturas de venta, cómo deben recibirlas, qué
es deducible de impuestos; para que nosotros, una vez recibida esa información,
la capturemos en nuestro sistema contable y generemos la información financiera
necesaria para poder calcular los impuestos del mes y del año.
Los excesivos sistemas de control
que ha establecido la autoridad fiscal, han transformado a la contabilidad de
las empresas, pasando de ser correctiva a ser preventiva. La facturación
electrónica (con su nueva versión 4.0, la restricción en la cancelación de
CFDIs y los complementos de pago), las DIOT, la contabilidad electrónica, el
Buzón Tributario, las cartas invitación y la vigilancia profunda del SAT son
claros elementos de fiscalización electrónica (a distancia) que ha implementado
el SAT para que desde la comodidad de su oficina, esté haciendo cruces de
información mientras se toma su cafecito y sin necesidad de enviar absolutamente
a nadie a nuestras oficinas para comenzar una auditoría. Es la nueva
fiscalización del SAT, mediante la cual ha recaudado más que con los medios
tradicionales del pasado, prueba de ello, nos la platica el SAT cada que se le
da la gana de publicar el informe tributario y de gestión trimestral.
Este libro es una valiosa
herramienta para cualquier persona que pague impuestos y que tenga un contador…
y que muchas veces no le entiende a su contador y por lo tanto, que no entienda
porqué paga tales o cuales impuestos. Es un libro escrito en términos lisos y
llanos (no en términos contables) para que cualquier persona entienda los
términos básicos de los impuestos.
Lo que pretendo es que mi lector
también diga: “A IMPUESTOS Y DRAGONES SÍ
LE ENTIENDO”, para que después cuando su contador le trate de explicar en
términos contables, le entiendan.
También es una valiosa
herramienta para mis colegas contadores, para que sean empáticos y traten de
explicar los procedimientos y términos contables de manera sencilla. Para que
se den cuenta que muchas veces, lo que a nosotros nos costó cinco o más años
aprender en un aula universitaria y en los trabajos en los que hemos estado, a
nuestros clientes les cuesta mucho más trabajo entenderlo cuando nosotros lo
explicamos de manera técnica y mecánica.
No pretendo quitarle trabajo a
mis colegas con este libro, pretendo que entiendan que debemos mirar a los ojos
a nuestros clientes y percibir en esos ojos si ellos nos están entendiendo
realmente, y no que solo nos están dando el avión y diciendo que sí nos
entienden, pero vemos que siguen cometiendo los mismos errores cada mes cuando trabajamos
su contabilidad.
Este libro pretende hacer
entender conceptos básicos de cómo el contador genera una contabilidad. No
pretende que el contribuyente haga su contabilidad solito. Para eso estamos los
contadores. Para eso nos preparamos los contadores. El contribuyente siempre
necesitará de un contador capacitado para poder tomar las mejores decisiones.
La autoridad fiscal pretende hacerle creer a la gente que no necesita a un
contador, que ellos pueden presentar sus declaraciones solos… y en pocas
ocasiones, muy poquitas, así es. Pero en la mayoría de los casos, el
contribuyente necesita escuchar la opinión de un profesional para orientarse y
conocer los beneficios de la Ley, los Reglamentos y las Reglas de Carácter
General. Por eso, “zapatero a tus zapatos”.
El libro está escrito de una
manera coloquial. Sin tecnicismos (bueno, a veces; pero siempre estaré
disponible para que me lo hagas saber, al final de este extenso prólogo, vienen
mis datos para que me escribas). Existen varios libros que intentan explicar principios
básicos de cómo llevar una contabilidad y terminan transcribiendo la ley sin aclarar
lo que dice el texto legal y sin comentarlo. Los autores dicen que te lo
explican “en español”, pero no salen del lenguaje legislativo. Este, en cambio,
ES EL MEJOR LIBRO DE IMPUESTOS PARA NO CONTADORES.
¿Crees que una consulta al
contador te saldrá cara? Más caro te saldrá no hacer la consulta y seguir
pagando tus impuestos sin una debida planeación fiscal. Y si no pagas impuestos
y recibes ingresos (o depósitos bancarios), más caro te saldrá no pagarlos
creyendo que “no me va a pasar nada”. En este año 2024, el SAT estará más feroz
que nunca. La fiscalización estará a la orden del día para abonar a la campaña
de Claudia y debes estar preparado para enfrentar al Príncipe Tributario.
Si eres contribuyente, lee
detenidamente este invaluable libro y asesórate con tu contador. Y si eres
contador, estimado colega, aprende a hablar en términos lisos y llanos para que
tu cliente COMPRENDA LO QUE TRATAS DE
EXPLICARLE, y juntos puedan hacer una mejor contabilidad y por lo tanto
lograr un pago de impuestos más justo para tu cliente sin llegar a la necesidad
de utilizar pseudo estrategias fiscales.
Casi para concluir el prólogo,
quiero platicarte una anécdota familiar: en el año 2020, cuando se publicó por
primera ocasión IMPUESTOS Y DRAGONES, mi hija, que en ese momento tenía nueve
años, me preguntó: “Oye, papi: ¿Y tú has leído tu libro?” A lo que le contesté:
“Creo que es el libro que más veces he leído en mi vida”. Cada que retomo la
escritura del libro, lo vuelvo a leer para ver si me gusta cómo quedó escrito.
Y lo vuelvo a leer y lo vuelvo a leer. Y hoy, en 2024, lo vuelvo a leer y otra
vez, lo reescribo. Espero te guste, estimado lector.
Así que… ¡EMPECEMOS!
¡Oh, oh!
Aguanta… aguanta…
CONTINUACIÓN DEL PRÓLOGO…
Jajajaja. ¿Creías que ya había
terminado el prólogo? Pues no.
¿Por qué el título del libro?
De entrada, porque me gustan los
dragones. Son seres mitológicos, poderosos, fuertes, agresivos si se les
provoca; pero también pueden ser bondadosos y tiernos si así los quieres
representar. Mucha gente en estos tres años me ha preguntado si me gustan los
juegos de rol, a lo que les contesto “¿Qué es eso?”. Ahora ya lo sé y les puedo
contestar que nunca he jugado CALABOZOS Y DRAGONES o algún juego de mesa similar.
El nombre de mi libro no tiene nada qué ver con el juego de rol.
Y en segundo término, porque
quiero que en esta historia, el dragón seas tú, el empresario, el emprendedor,
el que está por honorarios, el arrendador de una propiedad, todos los que
quieren defender su patrimonio y pagar menos impuestos. QUIEN LE ENTIENDE A SU
CONTADOR, PAGA MENOS IMPUESTOS. El contador está para ayudarte a entender cómo
puedes deducir más cosas y por lo tanto, pagar menos impuestos.
Y con base en todo lo anterior,
te quiero presentar a los personajes de esta historia tributaria:
El príncipe es el SAT.
La princesa del cuento es tu
patrimonio, tu dinero.
El mago de esta historia, el
alquimista, el brujo que hará que el dragón defienda a su princesa a toda
costa, es tu contador.
Esta es una historia diferente.
El malo del cuento es el príncipe. Es una historia disruptiva. Distinta. ¿Por
qué? Porque si quieres obtener resultados diferentes, debes hacer las cosas
diferentes. No pretendas obtener un mejor resultado haciendo lo mismo que haces
siempre. La forma de hacer contabilidad y cobrar impuestos ha cambiado y
seguirá cambiando; es por eso que debemos pensar diferente y hacer las cosas
con innovación.
Y de esta forma, una vez
presentados todos los personajes de esta historia, empiezo con el final de este
largo prólogo: en un país cercano a nosotros llamado Caste-Batelló vivían en un
castillo encantado un valiente dragón y de buen corazón llamado Chonchete; la
hermosa princesa Monediana (quien poseía una gran fortuna), y un viejo y sabio
mago, Leonardo.
El príncipe Tributario era un
joven nada apuesto, pero eso sí, con muchos recursos económicos y materiales, que
trataba todos los días de robar a la princesa, quien vivía a gusto con el
Dragón Chonchete y el mago Leonardo. El príncipe era despiadado y siempre ponía
trampas al dragón para que cayera en ellas y así pudiera raptar a la princesa
Monediana. Todas las noches tramaba nuevos engaños ya que su padre, el Rey
Katroté lo presionaba las 24 horas del día para que consiguiera la gran dote de
la princesa, porque tenía que mantener contentos a todos los mendigos que se
acercaban diariamente al Palacio a solicitar regalados, unos centavos.
Sin embargo, Chonchete estaba muy
bien asesorado por el Mago Leonardo quien se sabía todos los Decretos, Leyes y
demás alquimias que se habían publicado en el reino para hacer que el dragón entregara
a la princesa Monediana y de esa forma se defendía a bocanadas de fuego siempre
que veía acercarse al príncipe Tributario.
Una vez explicada esta historia
tributaria, ahora sí, terminemos este largo prólogo y empecemos el viaje
medieval del siglo XXI para entenderle a las contribuciones mexicanas…
solo como observación objetiva, no se dice capturar la información...por favor debemos cambiar esa frase por contabilizar, no somos capturitas, somos contadores...
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