sábado, 3 de octubre de 2020

PRÓLOGO - IMPUESTOS Y DRAGONES


 

Más vale prender una vela que maldecir la oscuridad

Anónimo

 

Los capitalistas consiguen dinero comerciando.

El Estado, cobrando impuestos.

David Friedman

 

PRÓLOGO

 

¡Hola! ¡Nos volvemos a ver! Ya es 2024 y el SAT está más feroz que nunca. Muchas cosas han sucedido desde que salió a la luz la primera edición de IMPUESTOS Y DRAGONES. Una pandemia de Covid19 que parecía nunca más nos iba a dejar salir a la calle, tocarnos, saludarnos y besarnos; una economía que poco a poco va recuperándose, a pesar de los pesares y los lastres de la autodenominada 4T; y mucha gente que ha quedado en el camino estos cuatro años ya sea por el mismo coronavirus o bien por otras causas. A todos ellos, los recordamos con cariño y los abrazamos y los besamos a la distancia.

Y ahora, vamos a nuestro tema: los impuestos… y los dragones.

Cada que un posible nuevo cliente se acerca a mí o me contacta vía telefónica y me pregunta cuánto le cobraría por llevar su contabilidad, le respondo: “Primero nos tenemos que entrevistar en mi oficina para que me platiques a qué te dedicas, trae por favor tu RFC y tu contraseña (antes se le llamaba clave CIEC) y con eso te puedo hacer un diagnóstico bastante completo de tu situación fiscal.”

Todavía hay personas que creen que los servicios contables, se pueden adquirir de la misma manera que como le hacen para comprar una computadora: piden el precio, se los dan y se voltean a la siguiente tienda pidiendo el precio con el proveedor número dos y lo comprarán con el más barato.

Me apena decirles que no es así. Llevar una contabilidad es hacer un traje a la medida. Cada situación es diferente, incluso con clientes que se dedican a la misma actividad económica. Es como comprar una computadora inteligentemente: tienes que ir a varias tiendas, ver características del equipo que se adecúen a tus necesidades, precio, condiciones de venta y una vez analizado todo esto, adquieres la mejor, aunque el precio no sea el más barato.

Pero también ¿Por qué lo hago? ¿Por qué cito al cliente antes de cerrar el trato? Para que me conozca, para que vea quién soy, cómo soy, dónde está mi oficina, que vea cómo es mi oficina, cuánta gente trabaja conmigo, es decir, para que vea con quien está tratando; y lo más importante de todo: PARA EXPLICARLE CÓMO SE HACE UNA CONTABILIDAD Y CÓMO SE PAGAN LOS IMPUESTOS.

Y el comentario constante y más repetido de las personas que pasan por mi oficina es aquel que me ha orillado a escribir este libro: “A TI SÍ TE ENTIENDO”.

El ser descendiente de maestros e hijo de un contador privado es la combinación perfecta para traer en la sangre esas ganas de explicar cosas contables y fiscales; y de que lo que uno dice, quede claro. Es innato. Uno ya viene con ese “chip”. Entiendes las cosas y las transmites a la gente.

Las explico de manera que lo entiendan. No como contador, sino como si fueras la persona que está sentada frente a ti. Con empatía. Poniéndome en sus zapatos. Y así está escrito este libro: para que me entiendas.

A mis posibles nuevos clientes, en esa primera entrevista, siempre les digo: “LA CONTABILIDAD LA HACEMOS ENTRE LOS DOS”. El cliente es la primera persona a la que le llega la información, las facturas de compras y de gastos. El cliente es quien hace sus facturas de venta. Él es quien empieza a generar la información contable. Y si él no sabe generarla y recibirla correctamente, cuando nos entregue la información de un mes (que normalmente nos la entrega al mes siguiente), vendrá con errores y esos errores cuestan dinero. DINERO EN EL PAGO DE SUS IMPUESTOS.

Hoy en día, debemos ser PREVENTIVOS EN LA GENERACIÓN DE NUESTRA CONTABILIDAD, NO CORRECTIVOS. Estamos en el año 2024, hace unos veinte años, todavía podíamos darnos el lujo de ser correctivos. Hoy ya no. Como contadores, debemos explicarles bien a los clientes cómo deben generar sus facturas de venta, cómo deben recibirlas, qué es deducible de impuestos; para que nosotros, una vez recibida esa información, la capturemos en nuestro sistema contable y generemos la información financiera necesaria para poder calcular los impuestos del mes y del año.

Los excesivos sistemas de control que ha establecido la autoridad fiscal, han transformado a la contabilidad de las empresas, pasando de ser correctiva a ser preventiva. La facturación electrónica (con su nueva versión 4.0, la restricción en la cancelación de CFDIs y los complementos de pago), las DIOT, la contabilidad electrónica, el Buzón Tributario, las cartas invitación y la vigilancia profunda del SAT son claros elementos de fiscalización electrónica (a distancia) que ha implementado el SAT para que desde la comodidad de su oficina, esté haciendo cruces de información mientras se toma su cafecito y sin necesidad de enviar absolutamente a nadie a nuestras oficinas para comenzar una auditoría. Es la nueva fiscalización del SAT, mediante la cual ha recaudado más que con los medios tradicionales del pasado, prueba de ello, nos la platica el SAT cada que se le da la gana de publicar el informe tributario y de gestión trimestral.

Este libro es una valiosa herramienta para cualquier persona que pague impuestos y que tenga un contador… y que muchas veces no le entiende a su contador y por lo tanto, que no entienda porqué paga tales o cuales impuestos. Es un libro escrito en términos lisos y llanos (no en términos contables) para que cualquier persona entienda los términos básicos de los impuestos.

Lo que pretendo es que mi lector también diga: “A IMPUESTOS Y DRAGONES SÍ LE ENTIENDO”, para que después cuando su contador le trate de explicar en términos contables, le entiendan.

También es una valiosa herramienta para mis colegas contadores, para que sean empáticos y traten de explicar los procedimientos y términos contables de manera sencilla. Para que se den cuenta que muchas veces, lo que a nosotros nos costó cinco o más años aprender en un aula universitaria y en los trabajos en los que hemos estado, a nuestros clientes les cuesta mucho más trabajo entenderlo cuando nosotros lo explicamos de manera técnica y mecánica.

No pretendo quitarle trabajo a mis colegas con este libro, pretendo que entiendan que debemos mirar a los ojos a nuestros clientes y percibir en esos ojos si ellos nos están entendiendo realmente, y no que solo nos están dando el avión y diciendo que sí nos entienden, pero vemos que siguen cometiendo los mismos errores cada mes cuando trabajamos su contabilidad.

Este libro pretende hacer entender conceptos básicos de cómo el contador genera una contabilidad. No pretende que el contribuyente haga su contabilidad solito. Para eso estamos los contadores. Para eso nos preparamos los contadores. El contribuyente siempre necesitará de un contador capacitado para poder tomar las mejores decisiones. La autoridad fiscal pretende hacerle creer a la gente que no necesita a un contador, que ellos pueden presentar sus declaraciones solos… y en pocas ocasiones, muy poquitas, así es. Pero en la mayoría de los casos, el contribuyente necesita escuchar la opinión de un profesional para orientarse y conocer los beneficios de la Ley, los Reglamentos y las Reglas de Carácter General. Por eso, “zapatero a tus zapatos”.

El libro está escrito de una manera coloquial. Sin tecnicismos (bueno, a veces; pero siempre estaré disponible para que me lo hagas saber, al final de este extenso prólogo, vienen mis datos para que me escribas). Existen varios libros que intentan explicar principios básicos de cómo llevar una contabilidad y terminan transcribiendo la ley sin aclarar lo que dice el texto legal y sin comentarlo. Los autores dicen que te lo explican “en español”, pero no salen del lenguaje legislativo. Este, en cambio, ES EL MEJOR LIBRO DE IMPUESTOS PARA NO CONTADORES.

¿Crees que una consulta al contador te saldrá cara? Más caro te saldrá no hacer la consulta y seguir pagando tus impuestos sin una debida planeación fiscal. Y si no pagas impuestos y recibes ingresos (o depósitos bancarios), más caro te saldrá no pagarlos creyendo que “no me va a pasar nada”. En este año 2024, el SAT estará más feroz que nunca. La fiscalización estará a la orden del día para abonar a la campaña de Claudia y debes estar preparado para enfrentar al Príncipe Tributario.

Si eres contribuyente, lee detenidamente este invaluable libro y asesórate con tu contador. Y si eres contador, estimado colega, aprende a hablar en términos lisos y llanos para que tu cliente COMPRENDA LO QUE TRATAS DE EXPLICARLE, y juntos puedan hacer una mejor contabilidad y por lo tanto lograr un pago de impuestos más justo para tu cliente sin llegar a la necesidad de utilizar pseudo estrategias fiscales.

Casi para concluir el prólogo, quiero platicarte una anécdota familiar: en el año 2020, cuando se publicó por primera ocasión IMPUESTOS Y DRAGONES, mi hija, que en ese momento tenía nueve años, me preguntó: “Oye, papi: ¿Y tú has leído tu libro?” A lo que le contesté: “Creo que es el libro que más veces he leído en mi vida”. Cada que retomo la escritura del libro, lo vuelvo a leer para ver si me gusta cómo quedó escrito. Y lo vuelvo a leer y lo vuelvo a leer. Y hoy, en 2024, lo vuelvo a leer y otra vez, lo reescribo. Espero te guste, estimado lector.

Así que… ¡EMPECEMOS!

 

¡Oh, oh!

Aguanta… aguanta…

CONTINUACIÓN DEL PRÓLOGO…

Jajajaja. ¿Creías que ya había terminado el prólogo? Pues no.

¿Por qué el título del libro?

De entrada, porque me gustan los dragones. Son seres mitológicos, poderosos, fuertes, agresivos si se les provoca; pero también pueden ser bondadosos y tiernos si así los quieres representar. Mucha gente en estos tres años me ha preguntado si me gustan los juegos de rol, a lo que les contesto “¿Qué es eso?”. Ahora ya lo sé y les puedo contestar que nunca he jugado CALABOZOS Y DRAGONES o algún juego de mesa similar. El nombre de mi libro no tiene nada qué ver con el juego de rol.

Y en segundo término, porque quiero que en esta historia, el dragón seas tú, el empresario, el emprendedor, el que está por honorarios, el arrendador de una propiedad, todos los que quieren defender su patrimonio y pagar menos impuestos. QUIEN LE ENTIENDE A SU CONTADOR, PAGA MENOS IMPUESTOS. El contador está para ayudarte a entender cómo puedes deducir más cosas y por lo tanto, pagar menos impuestos.

Y con base en todo lo anterior, te quiero presentar a los personajes de esta historia tributaria:

El príncipe es el SAT.

La princesa del cuento es tu patrimonio, tu dinero.

El mago de esta historia, el alquimista, el brujo que hará que el dragón defienda a su princesa a toda costa, es tu contador.

Esta es una historia diferente. El malo del cuento es el príncipe. Es una historia disruptiva. Distinta. ¿Por qué? Porque si quieres obtener resultados diferentes, debes hacer las cosas diferentes. No pretendas obtener un mejor resultado haciendo lo mismo que haces siempre. La forma de hacer contabilidad y cobrar impuestos ha cambiado y seguirá cambiando; es por eso que debemos pensar diferente y hacer las cosas con innovación.

Y de esta forma, una vez presentados todos los personajes de esta historia, empiezo con el final de este largo prólogo: en un país cercano a nosotros llamado Caste-Batelló vivían en un castillo encantado un valiente dragón y de buen corazón llamado Chonchete; la hermosa princesa Monediana (quien poseía una gran fortuna), y un viejo y sabio mago, Leonardo.

El príncipe Tributario era un joven nada apuesto, pero eso sí, con muchos recursos económicos y materiales, que trataba todos los días de robar a la princesa, quien vivía a gusto con el Dragón Chonchete y el mago Leonardo. El príncipe era despiadado y siempre ponía trampas al dragón para que cayera en ellas y así pudiera raptar a la princesa Monediana. Todas las noches tramaba nuevos engaños ya que su padre, el Rey Katroté lo presionaba las 24 horas del día para que consiguiera la gran dote de la princesa, porque tenía que mantener contentos a todos los mendigos que se acercaban diariamente al Palacio a solicitar regalados, unos centavos.

Sin embargo, Chonchete estaba muy bien asesorado por el Mago Leonardo quien se sabía todos los Decretos, Leyes y demás alquimias que se habían publicado en el reino para hacer que el dragón entregara a la princesa Monediana y de esa forma se defendía a bocanadas de fuego siempre que veía acercarse al príncipe Tributario.

Una vez explicada esta historia tributaria, ahora sí, terminemos este largo prólogo y empecemos el viaje medieval del siglo XXI para entenderle a las contribuciones mexicanas…

1 comentario:

  1. solo como observación objetiva, no se dice capturar la información...por favor debemos cambiar esa frase por contabilizar, no somos capturitas, somos contadores...

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