Desde el lunes en la noche me debía
esta publicación pero por la carga de trabajo, no había podido escribir.
Visita obligada a El Carmen.
Juegos para Sofía. Distracciones y
comida para todos.
Después de revisar brevemente cuatro
calles de la gran feria que se instala en los alrededores de este bello Templo,
decidimos cenar en uno de tantos puestos.
Osbe ya se había comprado unos
esquites. Sofi pidió un agua de jamaica. Yo, una pelona.
El mesero, mientras le hacía mi
pedido, me ofrecía muchas otras cosas: "tenemos mole de panza" y no
se qué otras cosas más me recitó de memoria a las cuales no hice caso ya que a
mi se me antojaba una pelona y nada mas.
Toma la orden y se va.
Regresa con el agua de Sofi y Osbe le
pregunta: "¿Tiene botellas de agua simple?" a lo que el mesero le
responde con un silencio como de 7 segundos (eternos, en los cuales se le
quedaba viendo a Osbe como tratando de procesar la difícil pregunta)... y
después de ese momento incómodo, al fin articula “No. No vendemos botellas de
agua simple”.
Ok. Se va.
Regresa.
Me informa que no me puede vender una
pelona. Que la orden viene de dos. Muy bien, le digo. Traéme las dos.
Se va.
Me trae las pelonas y nos las
empacamos entre Osbe y yo. A Sofi se le han antojado los esquites de Osbe y les
da un buen baje.
Terminamos de merendar y el mesero
está en la mesa que está atrás de mi y le pido la cuenta. Se voltea a verme y
me dice “Si, claro. ¿Quién los está atendiendo?”. A lo que le contesto “¡Tú!”.
Sonrie nervioso y pide tiempo para traer la cuenta.
Lo vemos que se hace bolas con
atender sus mesas y preguntarle a otro compañero mesero cuánto nos debe cobrar.
Nos paramos y vamos hacia este segundo personaje, que se ve más dueño de la
situación.
Pagamos y nos incorporamos al mar de
gente que a duras penas nos deja avanzar por la 17 Oriente, para poder llegar a
la 3 sur y tomar el taxi que nos llevará de regreso a casa.
Definitivamente, quien se llevó la
noche fue nuestro mesero y su “¿Quién los está atendiendo?”.
¿Drogado, tomado o simplemente no le
sube el agua al tinaco?
Lo que fuera.
Diría mi papá: me gustaría ser
caricaturista para poder inmortalizar el momento.
Pero como no lo soy, lo escribo para
recordar lo que nos sucedió un 16 de Julio de 2018, veintidós años después de
que fui a cenar unas chalupas sobre la 16 de Septiembre con mis amigos a las 12
de la noche para que pensara en otra cosa que no fuera que estábamos velando a
mi papá.
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