“Pero eso lo deposité en la
cuenta no fiscal”, me dijo Don Chonchete Billete… quien a pesar de las varias
veces que le he explicado que el secreto bancario en México no existe, es necio
y sigue depositando en “su cuenta personal”, pasando por alto mis recomendaciones de
ya no hacerlo; las ventas que no factura (a pesar de que
ya facture esas ventas dado que cuenta con factura de compra de todo lo que
vende).
Fue la semana pasada, cuando
realicé la visita mensual a mi cliente, quien me atendió con la sequedad que lo
caracteriza y hablando velozmente como siempre lo hace. Pero lo que más
disfruto de la visita a las oficinas de Don Chonchete, es cuando su secretaria,
la Señorita Ignacia Bustos Buenglúteo me conduce a la sala de juntas y me
ofrece mi cafecito “como a usted le gusta, contador”. Le decimos de cariño,
Nachita.
Don Chonchete me mostró dos
cartas-invitación que le llegaron por parte del SAT por el ejercicio fiscal de
2015. Una dirigida a su esposa, la Señora Tenedora de Hartalana y otra para él.
Le expliqué, UNA VEZ MAS, a
Don Chonchete Billete que el secreto bancario es cosa del pasado, fiscalmente
hablando y que todas las cuentas son fiscalizables con solo solicitarlo la
autoridad fiscal a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (artículo 117 Ley
de Instituciones de Crédito y artículo 32-B del Código Fiscal de la Federación
fracción IV).
-
Oye, contador. ¿Y cómo obtuvieron estos jijos de
su pelona madre estos datos? – me soltó a bocajarro mi sexagenario cliente,
quien se caracteriza por decir las cosas sin filtro alguno.
-
Pues los bancos están obligados a informar al
SAT anualmente acerca de los depósitos en mensuales en efectivo que sumen más
de 15 mil pesos…
-
¿Y si realizo depósitos diarios menores de 15
mil pesos ya no me pezcan? – me interrumpió el astuto comerciante.
-
No, Don Chonchete. El umbral de los 15 mil pesos
es acumulativo mensualmente. Es decir que aunque usted realice depósitos
menores a 15 mil pesos por día, si suman más de 15 mil pesos al mes, el banco
le informará al SAT de esta situación cada año, antes del 15 de febrero. Y si
el cuentahabiente no ha presentado declaración anual o los ingresos reportados
en su declaración anual son inferiores al monto depositado detectado por la
autoridad, es seguro que la autoridad le enviará este tipo de carta-invitación
(Artículo 55 LISR fracción IV; y Artículo Décimo Tercero, fracción Tercera del
Decreto “de Reformas Fiscales” [es que su nombre está muy largo], publicado en
el DOF el 11 de Diciembre de 2013) – Don
Chonchete me observaba y yo dudaba si me estaba escuchando o estaba pensando su
siguiente pregunta… o ambas cosas…
-
A ver, Conta. Mi esposa nunca ha estado dada de
alta en el SAT. ¿Por qué le llegó esta carta invitación? ¿Cómo chintetes tiene
el SAT a mi esposa en el domicilio de mi casa? ¿Y cómo carajo ya viene un RFC
de mi vieja en el mugroso papel ese?
Por lo visto,
Don Chonchete no solo me estaba escuchando y pensando su siguiente pregunta,
sino que me soltó de zopetón tres preguntas.
-
Ok, Don Chonchete. Como diría Jack el
destripador: VAMOS POR PARTES.
Empecemos por la
última pregunta: el SAT, con base en los datos proporcionados por el banco,
está facultado a inscribir a los cuentahabientes, si éstos no tienen RFC a
trece posiciones (27 CFF onceavo párrafo).
Una sonora
carcajada se escuchó por toda la sala de juntas
-
¡¡¡JAJAJAJA!!! ¿Trece posiciones? Me imaginé al
SAT poniendo a los que no tienen RFC en trece posiciones distintas... …
¡¡¡JAJAJAJAJA!!! – soltó Don Chonchete quien tiene una peculiar visión
libidinosa de ver todo en la vida – Ya, perdón, conta. Síguele.
-
Con base en esto que le acabo de comentar, le
contesto la primera pregunta: hoy en día, no importa que una persona nunca haya
acudido a una oficina del SAT para darse de alta. Si tiene una cuenta bancaria,
una cuenta de Afore o simplemente por haber tenido un trabajo formal por
salarios, es 99% seguro que esa persona ya cuenta con un RFC con homoclave
(evité repetir aquello de “a trece posiciones”). De esta forma, aunque Doña
Tenedora nunca se haya presentado personalmente a una oficina del SAT para
inscribirse, por el simple hecho de tener una cuenta bancaria, el banco y el
SAT, la inscribieron en el RFC (artículo 27 primer párrafo, artículo 32-B
fracción IX y artículo 33 fracción III, todos del Código Fiscal de la
Federación).
Y la segunda
pregunta, acerca de por qué llegó la carta-invitación a su domicilio fiscal,
siendo que usted es muy cuidadoso en nunca proporcionar su domicilio particular
sino recibir todo aquí en su fábrica; veo que su esposa cuando abrió la cuenta
bancaria, proporcionó como domicilio el de su casa. Y el SAT, al inscribirla le
asignó como domicilio fiscal el que ella proporcionó al banco (Artículo 10 CFF
segundo párrafo).
-
¿Y entonces voy a tener que pagar esto que dice
aquí por cada carta invitación? – rugió Don Chonchete quien ahora se veía
claramente arrepentido de no haberme hecho caso en el pasado y dejar de
depositar en esas cuentas bancarias.
-
No, Don Chonchete. Ahí es donde entran los
buenos oficios del Contador Cordero. Pero esto se lo tengo que cobrar aparte de
la contabilidad.
-
¡¡¿Qué?!! ¿Pero por qué, Conta? ¿Y cuánto me vas
a cobrar? ¡Qué injusto! ¡Te voy a acusar con la Fepade! – dijo en tono burlón.
-
¿Le parece bien el 10%?
-
¿Diez por ciento? ¡Tas loco, contador!
Y ahí nos quedamos negociando el
honorario por el trabajo extraordinario que estaba a punto de conseguir… aunque
he de decirles que Don Chonchete Billete es duro de roer a la hora de discutir
precios y cerrar tratos… lo único bueno, fue que en ese preciso momento, entró
a la sala de juntas la Señorita Nachita para ofrecerme otro café “como a mí me
gusta”.
Gabriel Cordero
Twitter: @gabe_cordero @agnuscontadores
FB: AGNUS CONTADORES
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